Hace años que se pusieron de moda los locales en los que uno paga por destrozar objetos –desde televisores hasta botellas o computadoras–, sólo para reducir el estrés. En el Reino Unido, incluso se publicitó, a fines del año pasado, un concurso para ganar un “día terapéutico” en el que el vencedor y seis de sus amigos podrían destruir autos con un tanque.
2020, fue un año frustrante en el que todos tuvimos que buscar nuestra forma de reducir la tensión que sentíamos debido a la pandemia, el encierro y la incertidumbre. Para algunos, fue la meditación o el yoga; para otros, aprender a cocinar platos más elaborados, mientras que hay quienes quisieron aprovechar el tiempo para renovar partes de la casa. Sin embargo, seguramente hubo un porcentaje que se dedicó a romper cosas para liberar todo ese estrés acumulado.
Desde el punto de vista psicológico, la estrategia de romper objetos para reducir el estrés se explica por la sensación de control y poder que nos genera. “La persona se encuentra en posición activa frente a una situación que pareciera desbordarla. El acto de tirar/destruir puede interpretarse como una forma de liberar la tensión que siente en ese momento”, plantea a Con Bienestar la psicóloga Eliana Álvarez (M.N. 68.245).
La experta precisa que el alivio que genera ese tipo de actividades es una sensación pasajera que no se mantiene por mucho tiempo, porque “el estrés no se resuelve de esa manera”.
Romper objetos puede resultar una forma de hacer catarsis y, en el momento, puede llegar a reducir el estrés. Pero a la larga, puede traer más consecuencias negativas que positivas.
“El objetivo de estas prácticas es liberar el estrés, pero no la considero saludable ni terapéutica. De hecho, muchas veces se trabaja con el paciente para bajar la agresión e impulsividad. Considero que estas actividades podrían incrementar justamente esto, porque hay otras maneras de liberar toda esa carga sin tener que romper nada”, consigna la especialista.
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Fuente: ABC
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